A la hora de crear una decoración para cualquier estancia de nuestra casa debemos tener en cuenta, a parte de los puros criterios estéticos, elementos más ‘técnicos’, como el punto focal. Se trata de ese lugar concreto de una habitación que se convierte en el punto de atracción de todas las miradas.
Casi todas las estancias tienen un punto focal, que aglutina las miradas, y que les proporciona una sensación de balance y unidad. Además, es un símbolo expresivo del estilo decorativo, y de la personalidad de los dueños de la casa.
Una buena opción para crear un punto focal es aprovechar algún elemento arquitectónico de la casa, como puede ser desde la gran chimenea del salón o el ventanal con vistas al jardín o a la calle. Si no se tiene la suerte de disponer de elementos de este calibre, siempre es posible crear un punto focal propio. Tan solo debemos decantarnos por un objeto que defina la tendencia, el estilo y la personalidad propia del ambiente, que no tiene por qué ser caro o de gran tamaño: tan solo tiene que tener personalidad y ser capaz de atraer las miradas.
Además, a la hora de crear un punto focal, debemos tener en cuenta aspectos tan importantes de la decoración, como el tamaño y la forma de la habitación. En caso de estancias no cuadradas, te recomendamos que coloques el sofá en una de las paredes más largas y, para llamar la atención sobre éste, cuelgues un espejo o una pintura. Una estructura parecida nos puede servir para resaltar la chimenea, y convertirla en el punto focal del salón de nuestra casa.
En el caso de los dormitorios, el punto focal más habitual es la cama. Una buena manera de conseguirlo es colocar un cabezal especial, o algo colgado en la pared también podrá hacer que cambie el enfoque. En otras estancias, los estantes, armarios, vitrinas, y elementos con personalidad – como mesitas de madera natural o cuadros vintage- pueden ser buenos puntos focales para una casa, siempre y cuando no los pongamos en una esquina oscura.