Hay cosas que no puedo evitar que me gusten. Y, si encima son útiles, ni te cuento. Pero, como además sean bonitas, es que no puedo evitar desearlas. Claro que, lo mejor de todo es que rompen esquemas y prejuicios, con lo cual lo menos que puedo hacer es dedicarles un artículo.
Estoy hablando de los puff, esos bultos que pueden parecer muchas cosas, pero nunca asientos y, desde luego, ni por asomo cómodos… hasta que los pruebas, y decides que no entiendes cómo has podido vivir hasta ahora sin ellos.
Hemos empezado hablando de hasta qué punto puede ser útil un puff, y, mira, no vamos a dar argumentos en este sentido, salvo que se pueden guardar en un armario y, cuando son necesarios sacarlos, y disponer de unos cuantos asientos comodísimos extra.
Un elemento que encaja en cualquier ambiente
Lo que sí me gustaría es hablar de hasta qué punto pueden llegar a ser un elemento decorativo moderno, tan llamativo o tan discreto e integrado en el ambiente como queramos que lo esté. Para ilustrar esta idea, te voy a invitar a que hagas un ejercicio de imaginación:
Imagínate un espacio. Cualquiera: un salón, una habitación, un comedor un cocina… el que quieras ¿Lo tienes? Pues ahora decóralo mentalmente. Ponle los muebles y los ornamentos del estilo que más te guste, o del más estrafalario. Sin límites.
Ahora, para demostrarte que, sea como sea el lugar que has elegido y compuesto en tu mente, admite entre sus muebles un puff. Pásate por esa web, si echas un vistazo a las distintas secciones, verás que, sea como sea y lleve lo que lleve una estancia, se puede integrar perfectamente un puff en ella.
Sentarse para romper esquemas
Y, si has entrado en la web que te he dicho, sabrás enseguida (si es que no lo sabes ya) a qué me refería con eso de que estos cómodos asientos rompen prejuicios. Y es que el puff ha alcanzado el mundo de la empresa: no se trata ya de que se puedan encontrar en locales de decoración más o menos exótica o sitios en los que el lounge y el chill-out te mecen en sus notas mientras te tomas una copita:
El puff ha llegado al ambiente más serio de la oficina o de la sala de espera. Y, desde luego, no como mero elemento decorativo, sino como lugar en el que sentarse cómodamente a esperar el turno o desde el que muy bien se pueden cerrar negocios que pueden suponer una buena diferencia en la cantidad de euros que ingresemos.
Un asiento de muchos usos
Además de esto, cualquier evento es susceptible de usar estos elementos pensados para una mayor comodidad y para hacer, por poner un caso, el stand de una feria, infinitamente más llamativo que el de la competencia.
De este modo, los puff que nos vamos a encontrar fuera del contexto del hogar muestra el mismo argumento que aquellos que pueden verse en nuestra casa a la hora de adaptarse al entorno: ofrecen una enorme gama en cuanto a materiales, formas y colores, de modo que cualquier interior o jardín, cualquier rincón, clásico o marcado por la fantasía, puede acoger sin que desentonen estos cómodos asientos acolchados.
En cuanto a la manera de hacernos con uno, si bien es ya habitual encontrarlos en las tiendas de muebles y decoración, lo ideal es recurrir a una tienda en línea, donde suelen presentarse en gamas mucho más amplias y, habida cuenta de que el gasto en logística siempre va a ser menor que el que supone mantener un local, a unos precios bastante más competitivos.