Cuando estamos decorando nuestra casa, llega un momento en que debemos plantearnos una decisión fundamental: el color de la estancia. Por supuesto, el criterio fundamental debe ser que nos guste el color, pero no solo debemos guiarnos por esto.
Debemos tener en cuenta que el tamaño de la estancia, la luz de la que dispone, y también la influencia psicológica que tiene cada color en las personas que van a estar en esa estancia. es decir, dependiendo de lo que vamos a hacer en esa estancia, debemos elegir un color u otro.
Empezamos analizando el color con el que podemos pintar el salón de nuestra casa. Es un espacio en el que vamos a pasar horas, y donde recibiremos invitados, por lo que es importante que juguemos con tonos cálidos, como los rojos, tierras y amarillos.
La cocina, si está integrada con el comedor, debe coordinarse en color con éste. En base a esta idea, también debemos pensar en elegir colores vivos, o que abran el apetito, como los naranjas y amarillos, los rojos suaves, verdes y azules. Todos ellos cumplen con el objetivo de dar vida a los que estamos en la estancia.
Por otra parte, si tenemos que pintar el baño, podemos pensar en colores claros, que nos ayuden a dar sensación de amplitud, y que aporten más sensación de luz a la estancia. Así, es una buena idea que optemos por tonos como los beiges, vainillas, celestes o verdes agua. Incluso un azul intenso puede ser una buena opción, si el baño es lo suficientemente grande.
Si queremos pintar el dormitorio, debemos tener en cuenta que este espacio está destinado a que nos relajemos y a que durmamos a gusto. Por lo tanto, necesitamos colores que potencien la serenidad de los que vamos a estar en él. Son buenas opciones el blanco, los azules, verdes y violetas, los grises y los marrones claros. En el caso de que sea una habitación de niños, nada como apostar por los tradicionales tonos pastel de cualquier color.
Finalmente, debemos analizar el color con el que pintar el despacho, teniendo en cuenta que es el espacio donde vamos a tener que concentrarnos para estudiar o trabajar. Por lo tanto, nos irán bien colores neutros, como el gris, además del naranja y el amarillo, que estimulan la concentración y la actividad mental.