Ya se acerca el invierno y es normal que empecemos a plantearnos como calentar nuestro hogar. Las estufas y los sistemas de calefacción de toda la vida ya empiezan a verse superados por otras opciones más modernas, efectivas y ecológicas.
Uno de los sistemas más nuevos es el de calefacción por paredes radiantes. Ya hemos oído hablar de los suelos de este tipo, pero ahora te proponemos colocar dentro de tus paredes tubos o cables eléctricos, que irradian calor de forma uniforme y muy agradable. Hoy en día esto es posible incluso en los techos.
Una de las cosas más evidentes a la hora de plantearte este sistema de calefacción, es que solo lo vas a poder instalar en el momento en que vayas a realizar una reforma importante de tu casa, porque sino el coste de levantar los nuevos tabiques o abrir los ya existentes para colocar las conducciones puede ser muy elevado.
Las paredes radiantes suelen basarse en tubos de cobre que se articulan a modo de red invisible, lo que hace que funcionen a baja energía, y de esta manera podamos ahorrar energía. Hay que tener en cuenta que este material tiene una gran conductividad térmica (casi mil veces mayor que la de los materiales plásticos) y que apenas presenta pérdidas de energía.
Lo más habitual es instalar suelos radiantes, pero a veces la estructura de una casa impide que se puedan poner, por problemas de espacio o de resistencia de la casa. Incluso, puede suceder que tengamos tarima de madera, con lo que será imposible su instalación, porque la madera no conduce bien el calor.
A nivel técnico, debemos tener en cuenta que existen dos tipos de instalaciones de pared radiante, la que se hace con módulos pre-ensamblados en distintos tamaños que se fijan a la pared y se revisten luego, y la de forma de caracol, en la que las tuberías van fijadas a las paredes (previamente aisladas) y después se revisten con yeso. Un experto en este tipo de calefacciones podrá asesorarte acerca de la que se adapta mejor a las características de tu hogar.