A la hora de decorar una cocina, no debemos pensar solo en los muebles y electrodomésticos. También hay que tener en cuenta algo fundamental, tanto en lo referente a la practicidad como a la estética: el suelo.
Aunque muchas personas piensen que el suelo es algo accesorio y que cualquiera puede ser adecuado, la verdad es que debe elegirse teniendo en cuenta el estilo de decoración de toda la estancia. De esta manera, combinará perfectamente. Es importante que te fijes en su composición, el color y el material.
En el caso de las cocinas rústicas, es importante que nos fijemos en que sean de piedra natural o madera en colores que no le roben el protagonismo al mobiliario. En cuanto a las cocinas barrocas, puede quedar perfecto un suelo hecho a base de pavimentos oscuros en estilo mosaico, preferiblemente de piezas diferentes, mejor aun si es de piedra o gres porcelánico.
También puede ser que hayas decidido decorar tu cocina siguiendo las pautas del estilo minimalista. En este caso, lo más recomendable es que escojas un suelo continuo de hormigón blanco en mate de gran formato. Por supuesto, siempre tienes que decidirte por un suelo del color que encaje en el resto de la decoración de nuestra cocina.
Finalmente, podríamos decidir decorar nuestra cocina siguiendo el estilo industrial. Para este tipo de estancias, el mejor suelo es de hormigón pulido, aunque dejando ver suavemente algunas aguas, es decir, con un acabo imperfecto.
Realmente, la importancia del suelo es mucho mayor de la que pensamos en toda la casa, pero en nuestra cocina su elección aun es más clave, ya que también debemos tener en cuenta que sea antideslizante, para evitar posibles accidentes mientras estamos cocinando y, por ejemplo, derramamos algún líquido, o cuando lavamos los platos. Todos estos factores deben ser valorados, para conseguir un suelo que conjugue estética con funcionalidad.