A la hora de plantearnos hacer reformas en nuestra casa, especialmente en el baño, uno de los primeros materiales que se nos viene a la cabeza es el gresite. Sus pequeños azulejos de cómo mucho 4 cm son su seña de identidad, pero además debemos tener en cuenta su composición de vidrio cocido a altas temperaturas.
Precisamente, este material es el que proporciona una máxima resistencia y durabilidad al gresite, lo que lo hace muy apreciado en zonas de la casa donde las baldosas convencionales podrían sufrir más degradación, como en los baños, o en los exteriores y piscinas.
Tampoco podemos olvidar que es un material que se limpia muy fácilmente, siempre que se instale en forma de losetas de buen tamaño. Por todas estas características, y por su valor estético que ofrece la posibilidad de hacer infinitas combinaciones, el gresite es un material muy valorado en la actualidad para revestir paredes y techos.
Pero no es oro todo lo que reluce, y el gresite también puede tener ciertas desventajas a la hora de instalarlo en nuestro hogar. Sin duda, la más importante de ellas es el precio, tanto del material, que de por si no es tan barato como otros, como de lo referente a su instalación. No es que sea excesivamente complicado de instalar, pero sí que es verdad que necesita un tiempo para alisar la superficie, aplicar el cemento cola y colocar las piezas, teniendo cuidado de mantener siempre las líneas para garantizar un buen resultado. Por lo tanto, si no somos capaces de instalarlo nosotros mismos, es mejor que nos paremos a hacer cuentas antes de decidirnos por él como material base de nuestra reforma.