Siempre que pensamos en decorar una habitación, lo último en que nos fijamos es en el suelo. La verdad es que esto es un error, porque tienen una gran influencia en la estética de la estancia y, además, son determinantes a la hora de su limpieza general.
Uno de los suelos que más se usa en los pisos actuales es el porcelanato, un material suave como la porcelana pero mucho más resistente. Además, tiene la ventaja de que nos ofrece una infinita variedad de colores, tamaños y formas, que se adaptan a todas las decoraciones.
Las baldosas de porcelanato son más grandes de lo habitual, lo que le da una perspectiva de espacio mucho más amplio al lugar donde se colocan. Además, están pensadas para casi todas las estancias, incluso las hay antideslizantes, perfectas para ser colocadas en la entrada de unas oficinas, o en una cocina, donde siempre se vierten líquidos.
Además, hay que tener en cuenta que el porcelanato se limpia muy fácilmente, ya que no necesita ni productos especiales. De hecho, solo se necesita agua, ya que los limpiadores abrasivos y las esponjas no son recomendadas porque pueden llegar a rayar el material. Pero, a pesar de solo usarse agua, no significa que siempre estén sucios, más bien al revés: el porcelanato es casi una garantía de limpieza para la casa.
Eso sí, debes tener en cuenta que cuando vayas a comprar porcelanato, su precio te puede sorprender de manera negativa. Este tipo de suelos es un poco más caro que los demás de cerámica o, incluso, que la mayoría de los de madera. Pero es necesario valorar la relación calidad-precio que ofrece, ya que son suelos muy duraderos, que no se dañan prácticamente nunca, y que no se levantan si han sido instalados de manera correcta. Por lo tanto, instalarlos te va a salir muy a cuenta en relación a otros materiales.
¿Te convences a instalar porcelanato en la próxima reforma de tu casa?