Elegir la silla de oficina perfecta va más allá de la simple decoración del espacio con un mueble adecuado. Hay que tener en cuenta que nos pasamos en ella muchas horas, y que por lo tanto es necesario que sea muy cómoda.
Lo primero que debes tener presente es que una silla que no reúna las características adecuadas para trabajar o estudiar puede derivar en problemas en la espalda, espasmos musculares, diversas dolencias y hasta en estrés en quien la usa.
Es necesario que elijas una silla que sea regulable en altura para que puedas adaptarla a tí totalmente. Cuando te sientes, las plantas de tus pies tienen que quedar totalmente en el suelo, ya sea si estás con o sin calzado para que realmente estés cómodo.
En cuanto al tamaño del asiento, el correcto es el que te permite deslizar la mano entre la parte delantera del asiento y la trasera de las rodillas. Los bordes deberán ser redondeados para no hacerte daño en las piernas con el roce diario.
Los apoyabrazos son muy cómodos, y te permitirán una mayor comodidad a la hora de trabajar.
Igualmente, es esencial que tengas en cuenta el respaldo del asiento, que tiene que ser regulable para poder ajustarlo a la forma de tu espalda, y debes ponerlo a por lo menos 15 grados para poder tener diferentes posturas cuando te sientes. Elige una silla que tenga apoyo lumbar para que la curvatura de la espalda pueda estar baja.
Y, para acabar, aun tienes que valorar otro aspecto de una silla de oficina antes de decidirte a comprarla: su base. No puedes olvidar que necesitas estar cómodo, pero también seguro. Por lo tanto, lo ideal es una silla que tenga cinco patas ya que así puede ofrecerte el apoyo necesario y no habría grandes riesgos de que se volcara. Las ruedas tienen que ser giratorias para poder moverse libremente y así no tener que hacer un gran esfuerzo cada vez que te quieras mover. Seguro que si sigues estos consejos te encontrarás con una silla perfecta para que puedas trabajar cómodamente, y que rutina no sea más dura de lo necesario.