Decididamente, comprar un sofá es una de las decisiones más importantes que podemos tomar a la hora de planificar la decoración de nuestra casa. Siendo realistas, debemos reconocer que existen piezas decorativas muy interesantes, que dan personalidad a una estancia, pero que no aportan ninguna otra utilidad.
En cambio, un sofá es un elemento que aúna decoración estética y funcionalidad. Y es que en el sofá todos los miembros de la familia vamos a pasar muchas horas, relajándonos, viendo la tele o hablando. Por lo tanto, debemos asegurarnos de que sea cómodo, y que además atraiga las miradas en cuando alguien entre en la estancia.
Otros factores que nos van a provocar muchas dudas a la hora de elegir un sofá van a ser su tamaño, determinante en la mayoría de casas de pequeñas dimensiones, y su precio, siempre más elevado que el de la mayoría de muebles.
Uno de los modelos de sofás por el que se decide más gente es el de cuero, pero a la hora de comprarlo hay que tener en cuenta que tiene sus ventajas e inconvenientes.
Una de las cosas que nos puede decidir a favor de comprar un sofá de cuero es que se limpia muy fácilmente, si está hecho de un buen material. De hecho, con un trapo húmedo se puede limpiar prácticamente siempre y las manchas más resistentes se irán fácilmente con una toallita empapada con crema hidratante como las que se usan para los bebés.
Asimismo el cuero hace que estos sofás nos vayan a durar durante muchos años en perfectas condiciones, lo que es una gran ventaja si tenemos en cuenta su precio.
Indudablemente, estos sofás también son estéticamente perfectos, pero no solo debemos tener en cuenta esto a la hora de decidirnos a comprar uno. Uno de los factores que seguro nos hace dudar de su compra, y muchas veces tirarnos atrás es su precio, siempre bastante superior al de cualquier otro material. Finalmente también debemos tener en cuenta que el cuero en invierno resulta frío al tacto, y en verano nos hará sudar mucho más que una tela o cualquier otro acabado.