Cuando decidimos redecorar nuestra casa, muchas veces nos obsesionamos con buscar opciones muy sofisticadas, llenas de glamour. En definitiva, esas sugerencias que leemos en los artículos de las revistas de decoración. Pero no tiene por qué ser así, ni mucho menos.
No tenemos que olvidarnos de que las cosas más sencillas son las que realmente dan calor a nuestro hogar y, por lo tanto, son esas que no tienen que faltar nunca. Uno de los elementos más sutiles y delicados en el ámbito de la decoración son las flores, muchas veces olvidadas en las casas modernas, pero todo un símbolo de belleza y frescura para cualquier ambiente.
Hace unos años, la única presencia de las flores en las casas eran los típicos ramos en un jarrón, colocado en la mayoría de las ocasiones en la entrada del hogar. Con el paso del tiempo, el concepto de la decoración con flores ha evolucionado, y ahora ya tienen presencia en toda la casa.
De hecho, ahora las flores están en todas las estancias menos en la habitación donde dormimos, por pura cuestión de higiene. Especialmente interesante es colocarlas en la cocina, el baño o el estudio, donde también nos aportan bienestar a parte de estética.
En la cocina, las flores rompen con la monotonía típica de esta estancia, y le aportan un tono de color y alegría, que nos hace sentir mucho más cómodos mientras cocinamos. En el baño, un ramo de flores en tonos suaves nos va a aportar esa sensación de spa y relajación que buscamos en esta estancia.
Seguro que después de leer estas ideas, estás pensando en que las flores frescas son muy difíciles de mantener en una casa. No te preocupes, porque hoy en día existen flores de tela y artificiales extremadamente bien confeccionadas, que van a proporcionar el mismo efecto sin que tengas que preocuparte por cuidarlas. Te resultarán una inversión muy rentable, y te aportarán el mismo toque de delicadeza.